Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
Caminante. Un, dos, tres pasos. Peregrina.
Confusa, abrumada, aturdida, y enamorada.
Feliz, eternamente feliz.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
“Dale, Señor, un corazón grande para acoger al misterio:
que es Dios. Misterio que es Dios y niño”.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
Caminante. Un, dos, tres pasos. Peregrina.
Confusa, abrumada, aturdida, y enamorada.
Feliz, eternamente feliz.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
“Dale, Señor, un corazón grande para acoger al misterio:
que es Dios. Misterio que es Dios y niño”.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
Caminante. Un, dos, tres pasos. Peregrina.
Confusa, abrumada, aturdida, y enamorada.
Feliz, eternamente feliz.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
“Dale, Señor, un corazón grande para acoger al misterio:
que es Dios. Misterio que es Dios y niño”.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
Caminante. Un, dos, tres pasos. Peregrina.
Confusa, abrumada, aturdida, y enamorada.
Feliz, eternamente feliz.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
“Dale, Señor, un corazón grande para acoger al misterio:
que es Dios. Misterio que es Dios y niño”.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
Caminante. Un, dos, tres pasos. Peregrina.
Confusa, abrumada, aturdida, y enamorada.
Feliz, eternamente feliz.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
“Dale, Señor, un corazón grande para acoger al misterio:
que es Dios. Misterio que es Dios y niño”.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
Caminante. Un, dos, tres pasos. Peregrina.
Confusa, abrumada, aturdida, y enamorada.
Feliz, eternamente feliz.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
“Dale, Señor, un corazón grande para acoger al misterio:
que es Dios. Misterio que es Dios y niño”.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
Caminante. Un, dos, tres pasos. Peregrina.
Confusa, abrumada, aturdida, y enamorada.
Feliz, eternamente feliz.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
“Dale, Señor, un corazón grande para acoger al misterio:
que es Dios. Misterio que es Dios y niño”.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
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Recuerda, sonríe y suspira.
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Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
“Dale, Señor, un corazón grande para acoger al misterio:
que es Dios. Misterio que es Dios y niño”.
Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
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Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
todo trabajo, todo ternura en sus ojos.
Teme. Teme que no entienda, que dude.
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Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
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hágase en mí según tu Palabra”
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Recuerda, sonríe y suspira.
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hágase en mí según tu Palabra”
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Teme. Teme que no entienda, que dude.
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“He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu Palabra”
El final del camino es el encuentro.
Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.“Se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)
Camina. Un, dos, tres pasos. No se gira
Recuerda, sonríe y suspira.
Caminante. Un, dos, tres pasos. Peregrina.
Confusa, abrumada, aturdida, y enamorada.
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Repite las palabras que de sus labios han salido.
Temerarias y seguras.
Desconocidas y sabidas desde siempre.
Pequeña y eterna.
Su sello, su alianza, su promesa, su anillo de bodas
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hágase en mí según tu Palabra”
Polvo. Polvo en el sendero, mientras piensa en él:
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Teme. Teme que no entienda, que dude.
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Dos mujeres, cuatro vidas y un solo Dios.
“Bendita tú, pequeña y eterna Madre de mi Dios”.